Podemos aprender a ver oportunidades en las adversidades
Para ver oportunidades en las adversidades, es necesario entrenar nuestra mente con este propósito. Lo que significa aprender a pasar de hábitos de respuestas mecánicas a respuestas con estrategia.
Tener una actitud positiva es importante para aprender a ver lo que podemos hacer cuando todo parece estar en contra, pero no es suficiente.
Inclusive, saber la teoría de lo que debes hacer tampoco es suficiente, si no tienes la metodología para llevar ese conocimiento teórico a la práctica.
Aprender a detectar y aprovechar las oportunidades cuando estamos rodeados de dificultades, es un reto para ciertos conocimientos y hábitos.
Razones por las que necesitamos aprender a reaccionar mejor frente a las adversidades
Nuestro cerebro está perfectamente preparado para reaccionar instintivamente cuando corremos riesgos de seguridad.
En situaciones de peligro a nuestro cerebro le resulta fácil decidir qué hacer, sin necesidad de pensar ni hacer análisis estratégicos.
Cuando la adversidad es “sobrevivir”, nuestra mente es eficiente para reaccionar rápido, con poca información. Las opciones de respuesta son simples: huir o luchar.
Pero cuando la adversidad es más compleja, esas respuestas simples no nos sirven, porque la situación implica más complejidad y tenemos más opciones de acción.
Por ejemplo, si de pronto tienes que pasar de trabajar en la oficina a trabajar en tu casa, tus respuestas simplistas más probables son:
• Molestarte y sentir que estar obligado a cambiar es fastidioso e injusto.
• Sentir que trabajar desde la casa no es igual a la oficina (cosa que es cierta). Por lo tanto, no vas a poder producir los mismos resultados.
• Sentir que no vas a lograr hacer ese cambio exitosamente, porque involucra muchos aspectos que están fuera de tu control.
Como puedes ver, las respuestas impulsivas son producto de estar enfocados en los obstáculos que vas a tener para trabajar en casa y no en las oportunidades “ocultas” en ese cambio.
Estamos rodeados de “adversidades”
Podemos decir que las adversidades son parte de la vida cotidiana, privada o profesional.
Unas son más complejas que otras. Pero todas tienen en común tres cosas:
1) Nos afectan emocionalmente (nos molestan y/o desmotivan);
2) Nos disparan o activan los prejuicios y nuestras respuestas más impulsivas y menos estratégicas.
3) Nos hacen enfocarnos en lo negativo de la situación o en lo que no podemos hacer en la misma.
Podemos identificar que estamos respondiendo reactivamente cuando nuestros primeros comentarios en una adversidad son del tipo:
“Es imposible cambiar la situación”; “en estas circunstancias es imposible lograr nuestros objetivos”; “con esto así no podemos continuar”; “ya probamos todas las soluciones y no se puede”; o “con este caso no podemos hacer nada”.
En cualquiera de estas expresiones se ve claramente el dominio de los “pre-juicios”, la angustia, la frustración y el agotamiento emocional.
Las adversidades, los cambios repentinos y las crisis nos generan angustia e incertidumbre sobre el presente y el futuro.
La angustia pueda bloquearnos mentalmente y desmotivarnos, y esto nos lleva a una actitud enfocada en las dificultades y no en las posibilidades.
La incertidumbre afecta nuestros análisis y decisiones. No saber qué decidir puede paralizarnos o retrasar lo que necesitamos hacer.
Nos negamos a los cambios por miedo a perder lo que tenemos y desde el miedo respondemos con reactividad y sin perspectiva de largo plazo.
Los cambios bruscos de planes pueden hacernos olvidar nuestras metas, nuestras capacidades y fortalezas. Nos hacen estancarnos o perder el rumbo que teníamos.
Sin embargo, la buena noticia es que podemos aprender más sobre gerencia de la adversidad.
Podemos desarrollar nuestra INTELIGENCIA EMOCIONAL
en función de tomar control de las emociones y usarlas productivamente.
También podemos EJERCITAR LA FLEXIBILIDAD MENTAL
y la capacidad de aprendizaje en función de aprender a detectar oportunidades en las dificultades.
También podemos aprender a realizar PENSAMIENTOS Y ANÁLISIS SISTÉMICOS
que nos faciliten ver las diferencias entre las causas y los efectos de una adversidad. Lo que a su vez nos facilita ver lo que sí podemos hacer con lo que tenemos y tomar decisiones.
Al aprender a enfocarnos en lo que sí podemos hacer con lo que está a nuestro alcance, es mas fácil establecer prioridades y saber por dónde empezar.
En un artículo anterior (CLICK AQUÍ PARA LEERLO)
dijimos que una de las primeras cosas que necesitamos hacer cuando enfrentamos situaciones adversas complejas es revisar nuestros planes.
Esta es una de las acciones más efectivas para motivarnos y retomar el rumbo hacia nuestras metas y objetivos.
Juan Carlos Jiménez
Empresario, Consultor, Profesor y Conferencista de Marketing,
Ventas, Comunicación Efectiva, Valores y Liderazgo
Mi Blog: Arte Supremo
Twitter: @jucarjim