¿ADIÓS A LA OFICINA Y A LAS AULAS? UN CAMBIO DE PARADIGMA.
El mundo sigue cambiando, no para de hacerlo.
El COVID-19 aceleró tendencias.
Las relaciones laborales y la prestación de muchos servicios incluida la formación educativa, venían reclamando una atención especial debido a un gran cambio que ya estaba en marcha y que era palpable: la desaparición de centros de trabajo fijos, de presencia física y de jornadas laborales y educativas como las hemos concebido hasta ahora.
El COVID-19 o Coronavirus contribuyó con la masiva implantación de este cambio. El teletrabajo o home office así como el aprendizaje a distancia están en boga, y es que además del fenómeno producido por el debido distanciamiento social sanitario, la aportación del trabajador al valor añadido o renta de la empresa para muchas actividades así como la evaluación educativa, ya no pueden medirse únicamente en función de las horas de trabajo que permanece una persona en la empresa u oficina o en la asistencia física en las aulas.
La aparición de las computadoras en sus diversos modelos y características, de los smartphones, de las diversas conexiones informáticas y de las redes sociales, ofrece la posibilidad de trabajar y de formarse desde casa o cualquier lugar y esto ha venido empujando decididamente hacia otros modelos de relaciones humanas.
El fenómeno no es realmente nuevo, lo que sucede es que debido a la pandemia, se experimentó un salto cuántico. Bajo ese esquema, la distancia no existe ni importa.
El empleado o prestador de servicio puede estar a 5.000 kilómetros de distancia, sin que eso merme su capacidad de relación con los intereses de la compañía y su integración en el entorno laboral o educativo.
La gerencia y manejo de las empresas y centros educativos están llamados a cambiar cuando se advierte que el trabajo o enseñanza a distancia bien gestionados pueden ser más rentables incluso que el empleo o aprendizaje de proximidad.
Si lo que se mide es el valor añadido o creado, ya no está resultando necesario medir la asistencia como un indicador.
La nueva gerencia laboral y educativa tienen la tarea de gestionar un cambio con la desconexión del puesto de trabajo o de la presencia física en las aulas. Junto con este nuevo paradigma, también aparece con fuerza, la idea de que el trabajo por incentivos es más rentable para las empresas y más productivo para los empleados o prestadores de servicios que la contratación tradicional.
La pandemia originada por el COVID-19, la crisis financiera global y la recesión inminente en muchas partes del mundo, han provocado una convulsión decisiva en distintos ámbitos y algunos de ellos son el laboral y el de formación educativa.
En tal escenario cobran fuerza modos de relación más liberales y ya se exploran cambios de tono con en esas modalidades para extraer la mayor rentabilidad y eficiencia posibles (remuneración por objetivos, clases de calidad a distancia, etc.). Existen variadas profesiones y servicios que conseguirán más beneficios con esta modalidad, la lista crece. Si bien es cierto por lo pronto no es total, es una tendencia cada vez más palpable. Debemos adaptarnos.
Enrique Herrera Silla
Corredor inmobiliario COIV
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