Comunicaciones por email y Whatsapp

¡CUIDADO! NUESTROS CORREOS ELECTRÓNICOS Y WHATSAPP

Desde la irrupción de las nuevas tecnologías, cada vez más, el trabajo lo hemos ido desplegando a través de las mismas.

Hoy, forzados a ello, prácticamente es el mecanismo mediante el cual durante la pandemia COVID-19 hemos podido continuar operando en todos los ámbitos.

“El brinco” no solo forzado sino urgente y necesario, no obstante, las limitaciones por todos conocidos (servicio eléctrico, internet), llegó para quedarse.

Si bien es cierto ya existen múltiples criterios y doctrina sobre el valor probatorio de estos medios, también no es menos cierto que aún quedan aspectos a superar, y seguro estamos iremos procediendo en tal sentido, así como “brincamos” contra viento y marea y hoy estamos trabajando con estas herramientas modernas en todos los ámbitos de la vida nacional.

Nuestro llamado de atención hoy es al manejo de dos herramientas que son las que más comúnmente utilizamos: el correo electrónico y los mensajes de WhatsApp. No pretendemos brindar lecciones sobre su manejo o tecnología, pero si dar algunas recomendaciones que pueden ser útiles, dado que cada día más estos medios, incluido el último mencionado, son aceptados como prueba de obligaciones o pactos entre partes.

Veamos:

• Sí vamos a utilizar estas herramientas para asuntos comerciales o laborales, debemos mantener no solo los lineamientos propios al respecto, no abuso de la herramienta (valga señalar que incluso existe normas publicadas en páginas Web sobre este aspecto); respeto en el trato; redacción; ortografía, precisión, entre otros generales, pero si destacar que la herramienta a utilizar debe ceñirse pues al punto a tratar, es decir, no mezclar parte social, o chistosa con lo que se pretende tratar y concretar por estos mecanismos.
• Deberíamos pactar -y que quede prueba de ello- que la negociación se está llevando a cabo mediante este tipo de comunicaciones, y que estas podrán ser utilizadas por cualquiera de las partes como prueba.
• Lo que nos lleva a otro aspecto fundamental, debemos ser muy cuidadosos en lo que escribimos, cómo lo planteamos, cómo puede entenderse.

Al respecto la ironía. Hace pocos años atrás, quienes amamos el lenguaje, comentábamos que la escritura por ejemplo a través de WhatsApp estaba creando un nuevo lenguaje telemático: Ksa, para expresar casa, pdad, para indicar propiedad, en fin, son muchos los casos. Pero aún más, no existe la puntuación, y no porque no se disponga de ella en la citada plataforma o en los dispositivos electrónicos mediante los cuales funcionan estos sistemas, sino que solo los abandonamos, por apuro, por simplificar, y esto nos lleva a analizar, cuantos mensajes se han mal interpretado por ello, debiendo entonces proceder a aclararlo.

Resulta pues, que ahora, debemos rescatar la ortografía, la redacción y puntuación en nuestros mensajes por estas nuevas herramientas, pues ellos podrán ser pruebas de contratos, pactos, obligaciones, en fin, y si en su redacción pecamos, está demás señalar que lo pretendido será interpretado o entendido de manera muy disímil a aquello que en realidad quisimos decir desde un inicio.

Tengamos cuidado con nuestros mensajes, con la confidencialidad de contenidos que manejamos a través de las redes.

Son tiempos de cambio, de nuevos paradigmas y de adecuarnos de la mejor manera.

Teresa Borges García
Abogado con Postgrado en Derecho Mercantil en la UCAB
Maestría en Derecho Procesal
Docente en la Universidad Central de Venezuela y post grado en la Universidad Santa María
Directora Ejecutiva de la Fundación Venezolana de Derecho Inquilinario
Miembro del Instituto Panamericano de Derecho Procesal
Twitter: @tereborges
Instagram: @borgesgar